En una tarde lluviosa, en donde la única opción de entretenerse era quedarse en casa jugando algún juego de mesa, llenando algún crucigrama, tomando alguna taza de té caliente para el frío o simplemente jugando con muñecas, que era lo que hacia la pequeña Elizabeth. Lo que mas le gustaba a nuestra pequeña era darle vida a sus muñecas con entretenidas historias de piratas. Y este gusto de inventar historias de piratas se debe a que su madre cada noche para que ella se quede dormida le lee algún cuento sobre piratas o simplemente los inventa para que la pequeña pueda dormir
Esa tarde de lluvia fue extraña se sentía en el ambiente o eso era lo que la mamá sentía, algo extraño, pero ¿qué era?. Elizabeth como niña no sentía lo mismo, ya que, para ella solo era una lluvia que le obligaba a mantenerse dentro de la casa preparando lo que sería la cena que sería especial debido a que los días de lluvia la mamá lo que Elizabeth le gustaba comer que eran panqueques con manjar o con mermelada y un buen tazón con leche.
La chica estaba inmersa en su mundo de piratas, barcos hundidos y tesoros escondidos cuando escucha la dulce y melodiosa voz de su madre que le dice "¡baja, la cena esta lista!"; "ya bajo" responde la pequeña, comenzó a ordenar sus juguetes ansiosa debido a qué abajo la esperaban unos ricos panqueques y lo que sería una tarde perfecta, cuando la niña se disponía a bajar las escaleras un brazo la rodeo, la tomo y le tapo la boca. Era su madre que le dijo: "¡shhh! Yo también escuche eso".
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